Fue un 27 de abril de 2003, cuando una polémica decisión de la dirigencia de Comunicaciones, que sería local en el estadio Cementos Progreso, no permitió el ingreso a la afición roja debido a problemas con el líder de la barra brava de los escarlatas, Marlon Puente alias Pirulo, quien en esa época era querido y apoyado por los directivos rojos. Esto motivó a que los escarlatas, en protesta, no enviaran a su equipo titular y expusieran a los juveniles de la categoría especial.
Ambas dirigencias cumplieron la promesa hecha días antes: los cremas no vendieron boletos a la afición rival y los rojos mandaron a su equipo B, pero allí no acabaría la historia.
Sin ningún cambio en la banca de Municipal, los juveniles rojos ingresaron al campo y disputaron algunos minutos, hasta que varios de ellos empezaron a caer al suelo y aseguraban que tenían dolores fuertes en el área abdominal.
En total, cuatro jugadores dejaron la cancha y el clásico terminó a los seis minutos.
via soy502